En la calle - Historia a tres voces
I Un pasón se lo da cualquiera, pero Juan sabía que se había excedido esta vez. Caminaba con los ojos vidriosos y no sabía dónde estaba. Solo seguía la línea blanca en el piso, intermitente, que era lo único que alcanzaba a ver. La cabeza le daba vueltas, con un estupor que nunca antes había sentido. Todo era ruidos como de cornetas o chirimías, y esos gritos que no alcanzaba a entender. Lo tenían sin cuidado. Eran esas luces maravillosas las que más llamaban su atención; luces intensas que tan pronto se veían acercarse como irse, cambiando mágicamente de un blanco radiante cuando venían, al rojo incandescente cuando se iban. Ahí vienen dos blancas. Tan rápidas, tan juntas y cada vez más cerca, más cerca. ...