Solo los amigos traicionan
La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño Federico García Lorca, Romance de la luna, luna (Romancero gitano) El lenguaje cotidiano es sorprendentemente inexacto. Sin embargo, con un poco de contexto y algo de intuición, cualquiera puede entender frases como “nos vemos allá luego” sin que el interlocutor se pierda en la incertidumbre de dónde es “allá” o cuándo es “luego”. La literatura, sin embargo, va más allá de esta inexactitud funcional y, como en esos versos de Lorca, nos lleva a un terreno donde las palabras parecen desafiarnos a encontrar significados más profundos. La frase “Solo los amigos traicionan”, que da título a este texto, pertenece a esta categoría de enunciados: a primera vista, parece falsa; sin embargo, al detenernos en ella, podríamos descubrir un universo simbólico. ...