(Habla él por teléfono)
—¿Hola? Ah, hola… Sí, dime, estaba por acostarme… ¿Qué pasa?
—…
—¿“Algo importante”? Sofía, suenas… extraña. ¿Estás bien?
—…
—No me asustes. ¿Cómo que no sabes por dónde empezar? Solo dilo y ya. ¿De qué se trata?
—…
—¿Otro hombre? ¿De qué estás hablando? No… no entiendo.
—…
—¿Carlos? ¿El de la oficina? ¿El tipo que vino en Año Nuevo?
—…
—No… No puede ser. ¿Cuánto tiempo llevas con esto?
—…
—¿Meses? ¿Cómo que meses? ¡Y lo dices como si nada! Llevas meses así y apenas ahora me entero. ¿Te das cuenta de cómo me haces sentir? Como un… no sé… como un idiota. Un completo estúpido.
—…
—Ah, “no fue planeado”. Sí, claro, eso lo justifica todo. ¿Qué te pasa, te volviste loca?… No, no te estoy gritando… Perdona, es que quiero saber… Está bien, te escucho.
—…
—¿Así, sin más, te vas? Son diez años, Sofía. ¿No significa nada para ti? ¿Vas a tirarlo todo a la basura y encima por teléfono? ¿Qué te hice para que te vayas así? ¿Ni siquiera podemos hablarlo cara a cara?
—…
—No sé… sí, supongo que pelear a estas alturas no tiene sentido… Pero no me dejes de esta manera, por favor… No está bien que terminemos así. Anda, ven a casa y hablamos. Todo se puede solucionar.
—…
—¿No crees que sea buena idea? ¿Por qué?
—…
—¿Miedo? ¿Miedo de qué? Sofía, por favor, ¿cómo puedes pensar que yo te haría algo?
—…
—Te digo que no estoy alterado y no voy a hacer una escena. Como siempre, estás imaginando cosas. No inventes. Ven a casa y hablemos como adultos.
—…
—¿Él te convenció de no venir, verdad? ¿No? ¿Cómo que no quieres arriesgarte? ¿A qué? No entiendo qué te pasa. No entiendo nada. No puedes hacerme esto así como así, ¿quién te crees? Por favor, ven. Necesito verte ahora mismo.
—…
—Ya veo… Entonces lo tenías decidido desde hace tiempo. Te creo, no te preocupes. Lo peor es que ni siquiera estoy sorprendido. Algo dentro de mí lo sospechaba. Y no, no voy a rogarte. ¿Sabes? Mejor no vengas. Después de todo, ya lo decidiste.
—…
—Haz lo que quieras. Sí, sí… yo también te quise. Adiós, Sofía. Que tengas una vida feliz.
—…
(Cuelga abruptamente. Se queda unos segundos en silencio, con el teléfono aún en la mano. Luego, lentamente, comienza a marcar otro número).