Pasa, no seas tímido. Sé que no es tu primera vez, ya había visto tu cara por aquí, aunque no hayas entrado nunca. Ya me dirás quién te contó de este lugar, pero por ahora no importa. Siempre supe que llegarías. Tarde o temprano, todos lo hacen. Pero pasa, hace frío afuera. Ven por acá, solo no hagas caso de las luces y el aleteo. Son ecos que quedan en el ambiente, ya desaparecerán. Pero debes saber que es seguro. Nadie sabrá que viniste. Anda, siéntate y dime ¿qué te trae por aquí? Cuéntame de tus deseos más íntimos. Todo es posible.
¿Quieres algo de tomar? Aquí tienes, ya te tengo preparado lo de siempre. Sí, sé lo que te gusta. Dejas ver muchas cosas de ti. Lo que bebes, lo que comes, lo que compras, a dónde vas y con quién hablas. En el metaverso no es secreto que pasas las noches en el chat con mujeres que apenas conoces. Que en ocasiones ves pornografía ¿cómo decirlo? bastante “original”. Que ayer saliste tarde de la oficina y que tu cumpleaños es la semana entrante. Que tu esposa te dejó por su instructor de Yoga. Que hace tiempo que has perdido el gusto, las ganas de estar. Pero aquí es diferente. Puedes pedir lo que quieras y hacer lo que te venga en gana. Eres libre. Dime de tus fantasías, cuéntamelas sin miedo. El mundo termina del otro lado de esa puerta. Por un rato, puedes dejar de ser tú. Tú eliges.
Recuéstate. Respira tranquilo. Te habrás dado cuenta de que el aire es limpio y el clima es más amable. Muy diferente al aire contaminado y radioactivo de afuera. Puedes respirar sin la máscara, solo déjala ahí donde quieras. Ya no la necesitarás. Huele. Así, profundo. Sí, son flores frescas, como las que había antes. Ya no necesitamos perder el tiempo cultivándolas cuando las puedes oler cuando quieras sin molestarte ni ensuciarte las manos. Déjate llevar por tus sentidos. Así, tócalas, siéntelas. ¿Prefieres tocar otra cosa? Tal vez la piel firme y suave de una mujer joven. Una piel morena como aquella con la que siempre sueñas y pasear tus dedos por sus pechos pequeños y redondos. Si es lo que quieres, basta solo que lo pienses. ¿Está bien el sonido del riachuelo o prefieres algo más? Escucha cómo corre el agua entre las piedras y canta melodías que nunca escucharías; cómo baja despacio del monte y crece la vida por donde pasa, dejando todo más verde y brillante.
Aquí estarás bien. Déjate ir, no te esfuerces y solo disfruta. No te aferres. Así. Ya no tendrás que enfrentar el horror por lo que hay afuera. Nunca más.