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En un templo

Pues claro que estás aburrido, si no conoces a nadie aquí. Quien sabe qué mosca te picó para querer experimentar con nuevas congregaciones. Entiendo que no te querían mucho por allá, pero no tenías que escoger una tan lejos. Nada más falta que quieras venir cada domingo. Eso sí, el edificio es bonito con tanto mármol ¡y tan grande! Llegamos a tiempo. Ahí está otra vez, lo mismo: “Queridos hermanos…”. Siempre la misma cantaleta, aunque este sacerdote sí que es elegante. Hasta se parece a la estatua del emperador, con laureles y todo.

¿Qué será ese ruido que se oye afuera? Deben de tener una fiesta enorme. Alguien debería decirles algo, al menos mientras dura la ceremonia. No dejan oír. Lo raro es que nos hayan metido por la otra puerta, desde acá no se puede ver bien. Pero bueno, tú lo decidiste y ahora te aguantas. Mira, ya se levanta el sacerdote. ¿Qué dice? Perfecto, están abriendo la puerta de acá, corre para encontrar un buen lugar. Ah, caray, ¿qué hacen esos leones aquí?

En un bautizo

¡Qué cruda! Ahora sí que te luciste; mira que desvelarte así la noche antes del bautizo del hijo de Mirna. ¿Cómo esperabas llegar antes de las nueve de la mañana si te acabaste la mitad de la barra tú solo? ¡Y esa rubia con la que bailaste hasta que amaneció! Aunque ahora que lo pienso, tenía una voz sospechosamente grave y profunda.

Dale por aquí a la derecha, es más rápido. Ya solo faltan unas cuadras. Fue raro que Mirna te invitara. ¿Cuánto hace que no la ves? ¿Como un año, verdad? Pero bueno, estaba guapa ¿No? Pues claro que no te acuerdas, sería la primera vez que recuerdas algo de tus noches de juerga. Aquí, estaciónate aquí, está más cerca de la puerta. Sí, estaba guapa y, pues quién sabe, quizá salga algo ahora, aunque ya sea mamá. Dicen que donde hubo fuego… Y mira que sí lo hubo. ¡Pero córrele, que ya están ahí y qué cara tienen todos! ¿Qué traerán? Ah caray, ¿qué hacen aquí tus papás?

–Buenos días, hijo. A Mirna creo que ya la conoces y esta lindura que tiene en sus brazos es tu hijo. No, ni te atrevas a abrir la boca. Se va a llamar como tú: José Antonio.

En consulta con el psiquiatra

– Señor Gutiérrez, por fin he dado con la manera de dar por terminado su complejo de Jesucristo.

– Tú lo dices, no yo.

– Muy bien. Señorita, por favor pídale al paciente que se cree Pilatos que pase. Sí, con cruz y clavos. Con todo.

El pilón: El día menos pensado

Ya va a ser un año de que mi mamá me dijo que el día menos pensado me iba a poder levantar y salir a jugar con mis amigos a la calle. Seguro que será pronto. Ella nunca se equivoca y desde que tengo que estar aquí acostado me aburro mucho. No es nada más que me sienta mal y no mueva las piernas; es que estoy cansado de esperar aquí, solito. Sí, yo creo que mañana será. Mañana no es cumpleaños de nadie, ni se festeja nada. Además, es sábado y todos estarán afuera jugando futbol desde temprano. No hay nada que hacer, no es un día especial, no hay clases. Ni mi mamá irá a trabajar, así que estará por acá para darme la buena noticia y ayudarme a levantar. Será un día cualquiera. Peor que cualquiera, pues no pasará nada de nada. El pobre es tan aburrido que por eso creo que a nadie le interesa. Seguro que mañana es el día menos pensado.